silverchaos2k
Offline
Online
Viewers 0
Saltar al contenido

Análisis cultural de Silent Hill f

Lo bueno, o malo, según se mire, que tiene un Silent Hill es que su historia siempre es, a priori, un caos. Esto se debe a muchos factores, pero en general puede deberse a que en la literatura japonesas, y asiática en general, los autores son poco dados a explicar porqué pasan las cosas y se le da mucha más importancia a cómo responden ante las eventualidades los protagonistas de la historia.

Por eso a veces es muy curioso como desde una visión occidental que necesita explicaciones ante cualquier contradicción narrativa, nos vemos dándole vueltas buscando cualquier resquicio que la justifique. Y normalmente nos importa más a nosotros que los autores. Esto suele pasar, por ejemplo, en las pelis de Ghibli, donde empiezan y acaban algunas sin ningún evento especial que justifique el “no-desenlace”, como Totoro o Niki, la aprendiz de bruja.

Otro factor es el de la perspectiva cultural y sociológica. Muchas historias que nos llegan a través del manganime o videojuegos, están pensadas para un público japonés y tienen un componente cultural que aquí pasamos por alto porque tenemos otros elementos culturales a los que respondemos de forma diferente como suele pasar cuando contamos una historia totalmente descontextualizada de los potenciales oyentes para los que estaba creada, perdiendo matices y sin entender porqué algunos personajes responden de una forma u otra.

Yo ante esto siempre pongo el mismo ejemplo: el arroz con leche. Sí, ya sé que no es un elemento narrativo. Pero es para ejemplificar que choque cultural, como algo que se usa a diario en la dieta japonesa, se le agrega leche ante lo que cualquier japonés te va a mirar diciendo “pero ¿qué haces? Mas o menos nos hacemos la idea ¿no?

Pues después de esta parrafada que viene a decir que qué raros son los japoneses para nosotros y qué raros somos nosotros para ellos, os voy a comentar que este artículo está lleno de SPOILERS. Así que si no os habéis pasado el juego todas las veces necesarias para entenderlo, parad aquí.

La historia superficial

Empezamos con la historia que te cuentan, así, sin tener que indagar mucho. Se centra en Ebisugaoka, un pueblo ficticio que se basa libremente en una pedanía de Gero Onsen, uno de los tres pueblos onsen más famosos de Japón. Además de estar bastante incomunicado por ser una aldea remota en las montañas, la historia transcurre en los años 60.

Lo que vemos es una chica que se pelea con sus padres, a los que dice que odia, y sale corriendo de su casa a encontrarse con sus amigos. Se escucha la palabra “traidora” y aparece una de sus primeras amigas, Sakuko, con su ropa de colegiala y después de quedar en la tienda de golosinas, sigue avanzando hasta dar con otro de sus amigos, Shu, un chico con uniforme de secundaria. Ahí aparece una tercera amiga, Rinko, que la mira con cierto recelo pues esperaba encontrarse a solas con el chico.

Desde el primer momento, vemos que algo falla en esas amistades. Para empezar el chico suele ser el típico pánfilo que no se entera de nada, y luego están las amigas que guardan algo en contra de la protagonista pero nunca lo dicen abiertamente. Una se ve desde el primer momento que le tiene celos mientras que la otra parece dolida.

A partir de aquí, a una de las amigas comienzan a nacerle flores del cuerpo, en especial flores lycoris radiata, lirio araña o higanbana, un tipo de lirio rojo que tiene gran significado y del que hablaremos más adelante. Pero no solo eso, el pueblo se ve rápidamente invadido por flores que crecen persiguiendo a los protagonistas y que, evidentemente, salen huyendo mientras se percibe una silueta misteriosa envuelta en la niebla.

Este es el punto de partida, y el pueblo siempre está solitario, casi nunca hay nadie pero vamos encontrando ciertos documentos que de primeras no nos dicen nada. Cada cierto tiempo, Hinako, nuestra protagonista, cae inconsciente y aparece en diferentes santuarios. Y aquí es donde viene lo divertido.

Básicamente el juego se centra en como a Hinako la obligan a formar parte de un matrimonio concertado para que así su padre pueda librarse de sus deudas. Esto, en principio, no tendría que ser muy difícil de expresar en el juego, pero los autores han decidido mezclar mitología y sociedad para mostrar la realidad de las mujeres en los años 60 en Japón.

Aquí deberíamos explicar la figura de la mujer en Japón. La sociedad japonesa siempre ha tenido fama de ser muy encorsetada donde cada persona tiene que cumplir su papel en la sociedad, sea quien sea, y aquél que decida no cumplir con su propósito, se ve abocado a la exclusión social. Algo que deja claro el dicho japonés de “clavo que sobresale se lleva todos lo golpes”. En realidad no es muy diferente de lo que ocurre en otros lugares con sociedades inamovibles en origen y que aquellos que deciden rebelarse contra ellas se ven expuestos a juicios de sus vecinos. De hecho al principio cuando camina entre callejones, escucha cotillear a algunos. Nada nuevo.

En el caso de la mujer japonesa, es muy parecido al de la mujer española en aquellos años: estaban para servir a la familia, ya fuera la de sus padres o la de su marido. En el caso de la familia japonesa a veces una vez que se casaban, ya eran parte de la familia del marido, incluso llegando a romper vínculos con su familia original.

El juego esto lo representa como Hinako enfrentándose a la decisión de cumplir su misión de ser una hija obediente para con sus padres y casarse pero también nos lo muestra como aceptando la comodidad y facilidad de seguir adelante con los planes de boda.

Además, utiliza la metáfora de la muerte para representar a todas aquellas mujeres que se han visto obligadas a casarse en matrimonios que quedaban fuera de sus decisiones. El mejor ejemplo es el de la hermana mayor de Hinako, Junko.

Aparece en el juego siempre sin verse la cara, incluso en fotos o dibujos de la propia Hinako. Y cuando aparece en persona, tiene una máscara y tiene el cuello degollado. Eso es porque para Hinako su hermana está muerta una vez que se casa con otra familia y deja de ser su hermana. De hecho, Junko se lo dice varias veces: “Yo maté a todo el mundo, igual que lo harás tú”. Es la forma de decir cómo tuvo que acabar con su pasado y olvidarse de todas las personas que habían formado parte de su vida antes de casarse.

Las dos Hinako y las consecuencias

A medida que vamos avanzando en la historia, nos encontramos con lo que parece ser una sola Hinako, pero en verdad son dos. La que deambula por el pueblo es la Hinako que ha decidido tomar el rumbo de su vida aún teniendo que enfrentarse a su propia familia, incluyendo su hermana. Sin embargo, sus amigos no lo ven del todo así.

Sakuko, la primera chica en morir, sufre de terror a la oscuridad, y conoce a la protagonista desde pequeña. Se hicieron una promesa de estar siempre juntas pero cuando Hinako se ve forzada a casarse, Sakuko se siente traicionada y abandonada y por eso cada vez que la vemos se escucha con su voz, aunque nunca se vea salir de su boca, la palabra “traidora”. Es hija de una familia que regenta un santuario sintoísta de capa caída y que parece ser que con la llegada del progreso, no va a tener más continuidad.

Rinko por su parte es una chica que aspira con ser la típica ama de casa perfecta japonesa, que siempre está estupenda, con la casa siempre limpia y siempre dispuesta para servir a su esposo y sus obligaciones maritales. Aunque es amiga de Hinako, la ve como una mala futura esposa. Por un lado, Hinako es muy masculina y rebelde, algo que rompe el molde de mujer perfecta de Rinko.

En japonés, se diferencia mucho la forma de hablar en femenino de la de hablar en masculino. No es solo que haya que usar los pronombres adecuados, es que incluso las terminaciones de las frases, algunas partículas gramaticales e incluso ciertas formas verbales son diferentes para hombres y mujeres. Una crítica que le hace Rinko tanto a Shu como Hinako es que siempre le habla “como un chico”. Un matiz que se pierde en la traducción a idiomas occidentales pero que en japonés es muy palpable. Rinko está perdidamente enamorada de, u obsesionada con, Shu, pero éste hace mejores migas con Hinako, algo que enfada mucho a Rinko por que su formación como mujer femenina y potencial ama de casa es inútil con Hinako como rival amorosa. Intenta por todos los medios que Shu se olvida de Hinako convenciéndole de que “está muerta” cuando en realidad quiere decir que se va a casar con otro y desaparecerá de sus vidas. Como veis, es muy recurrente el símil de la muerte con la ruptura social y familiar que suponía un matrimonio concertado en Japón.

Shu, está enamorado de Hinako. Su familia lleva un negocio de herboristería y medicina tradicional japonesa, algo en rápida decadencia, por la llegada de métodos científicos y más eficientes, como podemos ver a lo largo de ciertos documentos tanto en la casa del médico como cerca de la casa de la familia de Shu. Éste utiliza los conocimientos familiares para ofrecerle unas píldoras a Hinako bajo la falsa apariencia de analgésicos naturales.

Sin embargo, el motivo es mucho más ruin. Al enterarse de la noticia del matrimonio concertado de Hinako, teme perder a la chica de la que está enamorado o, en sus palabras, no hacer nada para evitarle un futuro de sufrimiento en una unión de la que no pueda escapar, así que le ofrece unas drogas psicodélicas para boicotear la celebración del matrimonio haciendo que parezca que Hinako está loca a partir de sus brotes psicóticos. Esto, que puede parecer muy loable de primeras, en verdad no deja de ser otra demostración de que otra persona toma decisiones por Hinako sin tomar en consideración qué quiere ella y cómo afrontarlo.

La otra Hinako, la que abraza el compromiso concertado por su padre, viaja a través de diferentes santuarios. El rito nupcial sintoísta, siendo el sintoísmo la religión autóctona de Japón, se celebra en los santuarios. Y de hecho, el chico con la máscara de kitsune lleva el traje tradicional del novio en una boda, llamado montsuki haori hakama, mientras que la figura que intenta atacar continuamente a Hinako lleva el traje de boda, aunque esta suele atacar a la Hinako que se resiste a casarse. Durante sus viajes al “santuario oscuro”, como el propio juego lo llama, Hinako se ve obligada a desprenderse de todo su pasado a base de acabar con la vida de todas las personas, amigos y padres, que han formado parte de su vida.

Incluso hay un proceso de metamorfosis donde le cortan un brazo, le cosen una máscara en la cara o le hacen un marcado a fuego como las reses. Durante esta transición vemos como Hinako en cada interacción con otros personajes no tiene voluntad propia más allá de hacer lo que se espera de ella. Junko, su hermana se encarga de animarla a hacerlo como también hizo ella. Es ahí cuando Hinako se desvela como la enemiga del juego que nos encontramos varias veces y que intenta frenar nuestra huida del matrimonio. Una vez transformada, Hinako, se decide a acabar con sus padres.

En un momento del juego, Hinako se encuentra con ella misma. Y tienen una discusión sobre lo que tienen que hacer. Al principio todo es muy confuso pero si lo vemos desde el punto de vista de una Hinako amargada, que ha decidido que no tiene otra salida que seguir con el matrimonio concertado, y otra Hinako resistiéndose con todas sus fuerzas a seguir el camino que otros han decidido por ella, todo tiene más sentido. Y la escena se explica como una discusión interna donde Hinako tiene que escoger entre la comodidad de aceptar su destino aun a costa de perder su voluntad o luchar por mantener sus aspiraciones y sueños rompiendo la tradición y exponiéndose a ser un paria.

Este enfrentamiento con los valores japoneses tradicionales que se le presupone a una mujer también queda patente en los dos enfrentamientos que tenemos con los padres. Tome la decisión que tome Hinako, sus padres no formarán parte de su futuro. Por un lado, si decide renunciar al matrimonio concertado, tendrá que irse de casa y sus padres la repudiarán, algo que se escenifica con una batalla donde ambos progenitores nos atacan. Por otro lado, si decide seguir adelante con el matrimonio, ella formará parte de la familia del marido y sus padres dejarán de ser parte de la suya, lo que se escenifica con la Hinako convertida en novia matando tanto a su padre como a su madre después de decirle su padre que esa ya no es su casa.

¿Y si todo fuera misticismo?

Llegamos a un punto en el que más o menos todo queda explicado pero todo esto de la boda ¿de dónde sale? ¿Y si todo no estuviera pasando en la cabeza de Hinako y fuera real? Pues… podría ser perfectamente.

Ebisugaoka es una aldea remota y como todos los grupos sociales endogámicos con poca comunicación con el exterior, terminan desarrollando mitos de los que son difíciles desprenderse. Uno muy recurrente es el de cuando llueve mientras hace sol. Se le llama “la boda del zorro”. En esos días se dice que un dios en forma de zorro baja a la aldea, toma a una niña por esposa y se la lleva hacia una vida llena de lujos.

Esto puede significar dos cosas: por una parte hay muchas desapariciones y es una forma de consolar a las familias y por otra una forma de decir la de niñas que se obligan a casarse en matrimonios concertados y de las que luego no se vuelve a saber más.

Sin embargo, yo opto por la más realista, la de niñas obligadas a casarse a través de compromisos familiares. Más que nada porque la boda del zorro sólo aplica a niñas y si fueran desapariciones naturales incluiría tanto a niños como niñas.

En la mitología sintoísta, los zorros son mensajeros de los dioses y suelen tener fama de astutos y los vemos en muchos santuarios cuando viajamos a Japón como en el famoso santuario Fushimi Inari en Kioto.

En el juego, el personaje que va vestido de novio, Kotoyuki, se destapa como un niño al que mordió un zorro cuando era pequeño. Los padres del niño querían pegar al zorro por morderle pero Hinako se interpuso y salvó al zorro. Cuenta también una leyenda de una tal “enfermedad del zorro” donde dicen que si un zorro te muerde, te posee y te lleva.

También, y de esto no estoy muy seguro, es posible que este niño sea el heredero bastardo de una familia rica, por lo que se lee en documentos, a la que le cayó una maldición dejándole como único superviviente y heredando toda la fortuna. Esto cuadraría del porqué el padre de Hinako llora a pesar de ser el que dio el visto bueno al matrimonio concertado mientras la “Hinako casada”, vestida de novia y sin cara, acaba con él mientras su madre sonríe feliz y su hermana le da la enhorabuena.

Eso sí, en el final donde se casa con el chico, vemos como mientras se cierra la puerta del santuario hacia su vida marital, en el suelo está la cara de Hinako gritando que tiene miedo, consciente de un futuro incierto donde ya no tiene ninguna potestad sobre sus propias acciones más allá de la pleitesía que le debe rendir a su marido.

Si conseguimos todos los finales veremos que el “verdadero” aboga por cierta dualidad en equilibrio. Liberándose del matrimonio concertado, y demostrando su independencia devolviendo el broche a Kotoyuki, las dos Hinako deberán aprender a convivir sin que nadie más tome decisiones por ella.

La llegada del progreso

Otro tema que vemos en el juego, aunque sea de soslayo, es cómo va llegando, aunque sea poco a poco, cierto progreso y modas que rompen los pilares sobre los que largamente se asientan las tradiciones de Ebisugaoka e incluso las japonesas.

Son pequeños detalles, como el médico del pueblo criticando que haya pacientes que acudan a métodos tradicionales mientras en otros documentos podemos leer que deberían coexistir.

La creación de una presa también trajo problemas a los vecinos e incluso desató una intoxicación por ácido sulfúrico. También ciertas revistas de moda femeninas, donde hay algunas más tradicionales en contraposición con otras que el padre de Hinako no permitiría en su casa.

Todo esto, además de la propia historia de Hinako, es un continuo enfrentamiento entre las viejas tradiciones y una nueva forma de vivir la vida que promete colisiones inevitables entre los que se aferren a las viejas costumbres y los que abracen las nuevas como una forma de rebeldía o disidencia.

Flores

Las flores es algo que está presente en todo el juego, casi siempre por algo negativo. Es normal, pues en bodas no pueden faltar flores, pero aquí aparecen de una forma agresiva y violenta anunciando y provocando muerte.

Es de sobra conocido que en Japón hay un idioma floral y que hay una flor para cada situación o momento del año. Las flores escogidas en Silent Hill f, como todo lo que pasa en el título, no son casualidad. Aunque hay de varios tipos, la que vemos más recurrentemente es la “higanbana”.

También conocida como flor de la muerte, flor del infierno o flor de las dos orillas, su nombre es Lycoris Radiata o lirio araña. En Japón se asocia comúnmente a las despedidas o a la muerte. Se pueden ver en cementerios o en bosques y dicen que da muy mala suerte arrancarlas, así que ya regalarlas ni se te pase por la cabeza.

Es un elemento narrativo que no es original de Silent Hill f, es muy japonés y lo podemos ver frecuentemente en otros medios como en mangas o animes o incluso otros videojuegos. Esta flor solo aparece para anunciar muerte. Y es muy chocante verla en un contexto de boda. Aunque no lo tengamos asociado, el traje que utiliza el ser en la niebla, que luego resulta ser Hinako, es un traje de boda. Y de hecho coincide con la idea de los autores de que el título tuviera una base cultural japonesa.

Además, también podemos ver a veces la White Claudia creciendo cerca de la casa de Shu, una flor conocida por los seguidores de Silent Hill, pues es la droga con la que comercializaban algunos personajes y que le cuesta la vida a más de uno. Pero en este caso, esta droga la usa Shu para rellenar las píldoras que le da a Hinako con la intención de que tenga alucinaciones y así anular su próximo matrimonio.

Epílogo

Como veis, el juego da para mucho más de lo que en un principio parece. Esconde mucha cultura japonesa, muchas cosas que me habré dejado en el tintero y muchas cosas en las que me habré equivocado.

Espero que os haya gustado este artículo aunque se me haya ido de espacio… porque la verdad es que no sé cómo resumirlo más.

¡Muchas gracias por leer este tochaco!